La historia de Ray A.

Ray A., un exinfante de marina, recurrió al Gerald J. Glasser Brain Tumor Center para combatir un tumor cerebral maligno con cirugía con el paciente despierto y tratamientos farmacológicos personalizados y dirigidos.

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Ray A.

Cuando se lanzó la operación Operation Iraqi Freedom a principios de 2003, Ray A. de Jersey City fue uno de los primeros infantes de marina en desplegarse en el país del Medio Oriente, para llevar a cabo misiones de reconocimiento encubiertas con la 26.ª Unidad Expedicionaria de los Marines. Fue llamado a su segundo período de servicio dos años después en la Base Aérea de Al Asad, una de las bases aéreas más grandes de Estados Unidos en Irak en ese momento, así como a otros despliegues durante sus 15 años de carrera en el Cuerpo de Marines.

Sin embargo, después de enfrentarse a las desgarradoras experiencias de la guerra, Ray dice que nunca ha estado más aterrorizado que después de enterarse de que tenía un tumor cerebral maligno, uno que, si sobrevivía, amenazaría su capacidad para hablar o moverse durante el resto de su vida.

“He sobrevivido a lo impensable durante el combate, y no podía creer que después de todo eso, me podría matar un tumor cerebral”, dice Ray. “¿Sobreviviría? ¿Cómo sería mi vida? ¿Quién cuidaría de mi esposa e hijas? Los pensamientos eran desmoralizantes”.

De su lado estaba el hecho de que Ray, quien se convirtió en oficial del Departamento de Policía de Jersey City e instructor de acondicionamiento físico para los reclutas en la Academia de Policía después de retirarse del Cuerpo de Marines, estaba muy atento a su propia salud. 

“Muchas personas que tienen leves señales de advertencia de un tumor cerebral suponen que sus síntomas son parte de la vejez. Para cuando consultan a un médico, el tumor está abrumando el cerebro. Afortunadamente, ese no fue el caso de Ray”, explica el Dr. Yaron A. Moshel, PhD, codirector del Gerald J. Glasser Brain Tumor Center, quien fue un integrante clave del equipo de tratamiento de Ray. 

Video de Ray A.

Ray no experimentó los síntomas reveladores de un tumor cerebral, como dolores de cabeza extremos, visión borrosa o convulsiones. El tumor de Ray se descubrió por casualidad después de que le hicieran una resonancia magnética para evaluar su glándula pituitaria y sus niveles hormonales. 

“No es raro que los tumores cerebrales en etapa temprana se descubran de manera incidental en las resonancias magnéticas”, explica el Dr. Moshel. “Si se detecta a tiempo, muchos de estos tumores pueden tratarse antes de que evolucionen a lesiones malignas agresivas”. 


Cita

Mi historia demuestra que tienes que ser proactivo con tu salud. Puede salvarte la vida.

Ray A., paciente con tumor cerebral

Ray A.

Un neurólogo le recomendó a Ray que fuera al Glasser Center para hacer una consulta con el Dr. Moshel, que se especializa en extirpar tumores cerebrales complejos. 

El Dr. Moshel confirmó que Ray tenía un tumor maligno en el lóbulo frontal, situado dentro de los centros del habla expresiva y al lado de las áreas del cerebro que también controlan el movimiento del rostro y las manos. Dada la ubicación del tumor en el centro del habla del cerebro, el Dr. Moshel recomendó que Ray se sometiera a una cirugía cerebral despierto (también conocida como “craneotomía con el paciente despierto”) para poder monitorizar activamente el habla y los centros motores de Ray mientras se extirpaba el tumor canceroso. 

“Había oído hablar antes de la cirugía cerebral con el paciente despierto, pero nunca pensé que sería yo quien se sometiera a ella”, dice Ray. “El Dr. Moshel explicó todo a fondo y fue extremadamente reconfortante dada su pericia y experiencia, pero toda la situación fue estresante. Temí lo peor”.

Durante la cirugía, Ray estuvo alerta, aunque sin dolor, lo que le permitió al Dr. Moshel realizar una cartografía cerebral con él despierto. Al pedirle a Ray que hiciera cosas como hablar y cantar el abecedario mientras realizaba la craneotomía, el Dr. Moshel y su equipo pudieron precisar las ubicaciones exactas de funciones específicas en el cerebro y determinar la forma más segura de extirpar el tumor y preservar el tejido cerebral crítico.

Ray recuerda vívidamente la cirugía, incluso cómo trató de disipar su miedo con humor, haciendo bromas y cantando una canción que le había cantado a su esposa, Ana, en su aniversario de bodas durante la operación. 


Cita

Estoy increíblemente agradecido con el Dr. Moshel, el Dr. Aiken, la Dra. Emmolo y el excelente equipo de enfermería y el personal del Glasser Brain Tumor Center por todo lo que han hecho por mí, desde la atención médica avanzada que he tenido la suerte de recibir… hasta la atención personalizada que me ha ayudado a mantener una mentalidad positiva en todo momento.

Ray A., paciente con tumor cerebral

Ray empezó a perder parte de su habla durante la cirugía, pero el Dr. Moshel siguió adelante en función de sus conversaciones con Ray antes de la cirugía. El plan era extirpar todo el tumor, dentro de lo razonable, incluso si eso significaba darle a Ray un ligero impedimento en el habla, del cual el Dr. Moshel creía que se recuperaría. Ray le dejó esa decisión al Dr. Moshel y su equipo, ya que quería luchar contra la enfermedad lo mejor que pudiera. Al final de la cirugía de cinco horas, el Dr. Moshel pudo extirpar el tumor en su totalidad. Si bien Ray tuvo problemas para hablar los primeros días posteriores a la cirugía, su habla ha vuelto en gran medida a la normalidad.

“Para evitar que el tumor de Ray regrese o se convierta en una malignidad agresiva, examinamos el perfil genético del tumor”, agrega el Dr. Robert Aiken, neurooncólogo y codirector del Glasser Center. “Esto nos permite complementar la cirugía con tratamientos farmacológicos altamente personalizados y dirigidos, también conocidos como ‘terapia genómica personalizada’, además de la quimioterapia estándar”.

“El tumor de Ray tenía un perfil genético que presentaba mutación del gen IDH-1, lo que sugiere que el tumor responderá al tratamiento a largo plazo”. 

Ray ahora está recibiendo radiación y quimioterapia para apuntar a lo que la Dra. Joana S. Emmolo, directora de Oncología Radioterápica del Glasser Center, llama “las células restantes que se portan mal”. 

“La radioterapia moderna emite haces precisos de alta energía de una manera que se dirige al lecho tumoral de Ray sin afectar al tejido sano circundante”, dice la Dra. Emmolo. “Esto le permitirá seguir con su vida con normalidad durante el tratamiento y brindará la mejor oportunidad para controlar la enfermedad a largo plazo”.

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