La historia de Joseph V.

Joseph V. se llevó el susto de su vida cuando una tomografía computada y una resonancia magnética posterior detectaron un tumor grande que comprimía una zona crítica del cerebro llamada “cápsula interna”.

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De tener un tumor cerebral a ser padrino de boda

Era domingo y Joseph V., de 31 años de edad, estaba sentado en el Departamento de Emergencias del Overlook Medical Center, a la espera de los resultados de una tomografía computada de su cerebro. Menos de 24 horas antes, Joe había asistido a la boda de un amigo cercano, en la que él y otros estuvieron de acuerdo en que debía buscar atención médica.

“Los pequeños síntomas que estaba teniendo en los últimos meses se iban acumulando”, recuerda Joe, contador de fondos de cobertura y jugador de hockey de East Brunswick. “Al principio, mi sentido del gusto estaba raro. Luego, tuve problemas para enviar mensajes de texto y escribir con la mano izquierda. Una mañana tuve una convulsión, pero no sabía qué era. En la boda, no podía sostener una bebida ni sonreír con el lado izquierdo de la cara”.

Por sugerencia de su entonces prometida, Nicole, y su familia, que conocía la reputación estelar del Atlantic Neuroscience Institute en Overlook, Joe visitó el departamento de emergencias de Overlook. “Me llevé el susto de mi vida cuando el médico me dijo que tenía un tumor cerebral”, dice Joe, que fue admitido inmediatamente en la unidad de cuidados neurointensivos para una evaluación adicional por parte del equipo del Gerald J. Glasser Brain Tumor Center.

Joseph y el Dr. Yaron Moshel, neurocirujano

El Dr. Yaron A. Moshel, PhD, neurocirujano y codirector del Gerald J. Glasser Brain Tumor Center, explicó que la tomografía computada y la resonancia magnética posterior detectaron un gran tumor que comprimía una zona crítica del cerebro llamada “cápsula interna”. “La cápsula interna es una vía de comunicación profunda que controla el movimiento físico y la percepción de la información sensorial”, explica el Dr. Moshel. “Dado el tamaño del tumor, es probable que haya crecido durante algún tiempo. A medida que crece, el cerebro se adapta hasta que el tumor se hace tan grande que alcanza un punto límite. Ahí es cuando la función motriz se deteriora”.

“Le dije al Dr. Moshel que estaba muy asustado y nervioso por la posibilidad de una cirugía cerebral”, afirma Joe. “Mi hermano se casaba el viernes siguiente y yo era su padrino. Quería irme a casa y pensar en ello”.


Cita

Podía caminar. Podía hablar y apenas se veía la cicatriz. ¡El Dr. Moshel hizo un milagro absoluto! Le debo a él y al personal de Overlook mucho más de lo que puedo expresar en palabras.

Joseph V., paciente con tumor cerebral


“Créanme: hubiera preferido enviar a Joe a casa y realizar la cirugía después de la boda de su hermano”, comenta el Dr. Moshel. “No hubiese podido vivir conmigo mismo si de alguna manera arruinaba esa boda, pero médicamente sabía que no podíamos esperar a extirpar el tumor. Le prometí que lo operaríamos el lunes y que estaría en la boda el viernes”.

“Las palabras del Dr. Moshel me dieron confianza para continuar con la cirugía”, observa Joe. “Respondió todas mis preguntas y me tranquilizó. Pensé que era una cirugía potencialmente mortal, pero demostró lo contrario”.

Mientras Joe estaba por entrar al quirófano, su familia, su prometida y sus amigos se reunieron en el Thomas Glasser Caregivers Center de Overlook, donde encontraron consuelo y apoyo mientras esperaban el resultado. Mientras tanto, en una de las suites neuroquirúrgicas especialmente equipadas de Overlook, el equipo quirúrgico supervisó cuidadosamente las funciones motrices de Joe a través de la estimulación eléctrica y el mapeo cerebral funcional intraoperatorio, mientras el Dr. Moshel extirpaba con delicadeza todo el tumor. Sorprendentemente, solo se afeitó una pequeña zona del cabello de Joe para garantizar que se viera lo mejor posible como padrino de la boda.

“Me hicieron la cirugía el lunes y me dieron el alta el jueves, justo a tiempo para escribir mi discurso y decirlo el viernes en la boda de mi hermano”, comenta Joe. “Podía caminar. Podía hablar y apenas se veía la cicatriz. ¡El Dr. Moshel hizo un milagro absoluto! Le debo a él y al personal de Overlook mucho más de lo que puedo expresar con palabras”.

Dos semanas después de la cirugía, Joe y su familia regresaron a Overlook para revisar los resultados patológicos del tumor y reunirse con el equipo multidisciplinario, que es el protocolo estándar para todos los pacientes con tumores cerebrales. El Dr. Moshel explicó que las pruebas revelaron que el tumor se clasificaba como un astrocitoma anaplásico y que, aunque se había extirpado por completo durante la cirugía, Joe iba a necesitar quimioterapia y radiación para tratar la cavidad que había quedado. El Dr. Moshel también reveló que el tumor de Joe tenía mutaciones genéticas que podrían tratarse con medicamentos existentes durante su tratamiento.

Durante la reunión, el Dr. Moshel le presentó a Joe al Dr. Nicholas Metrus, neurooncólogo, quien iba a diseñar y supervisar un plan de tratamiento personalizado, que podía incluir cualquier combinación de quimioterapia, terapia dirigida e inmunoterapia.

El Dr. Metrus priorizó la comodidad de su paciente y dispuso que Joe recibiera los tratamientos de radiación diarios más cerca de su casa durante las siguientes seis semanas. Tras la ronda inicial de quimioterapia y radiación, Joe se mostró optimista sobre su pronóstico bajo la atención coordinada del equipo del Brain Tumor Center. Por supuesto, Joe siguió progresando en su recuperación, y él y Nicole se casaron en julio de 2021.

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