La historia de Erika D.

Seis meses después de someterse a una cirugía altamente especializada para extirpar un neuroma acústico, Erika tiene un mensaje para otras personas que luchan con tumores cerebrales: no se rindan.

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Un regreso a la vida normal después de un tratamiento exitoso del tumor de la base del cráneo

Erika se sometió a una cirugía especializada para extirpar un tumor de la base del cráneo.

Seis meses después de someterse a una cirugía altamente especializada para extirpar un neuroma acústico (un tumor benigno en la base del cráneo del tamaño de un huevo pequeño), Erika tiene un mensaje para otras personas que luchan con tumores cerebrales: no se rindan.

Para ella, estas no son solo palabras. Representan la esperanza que desea retribuir después de encontrar el mejor tratamiento y comodidad en el Gerald J. Glasser Brain Tumor Center

“Cuando me diagnosticaron un tumor cerebral, todo mi mundo quedó patas arriba”, dice Erika. “Esto realmente demuestra que no se puede dar nada por sentado porque puede desaparecer en un instante”. 

Erika, a la derecha, con su mamá y su hermana.

Para Erika, que trabaja en el campo de la atención médica como representante de servicio al paciente, las señales de advertencia de que algo no estaba bien fueron repentinas e intensas. Estaba haciendo recados un día cualquiera y, mientras caminaba desde el supermercado hasta su automóvil, el dolor agudo de mandíbula la detuvo de repente. Mientras conducía hacia su casa, se sintió tan mareada que tuvo que detenerse en el estacionamiento más cercano. Luego se dio cuenta de que no escuchaba nada de su oído izquierdo y
tenía el lado izquierdo del rostro adormecido.

“Pensé que estaba sufriendo un accidente cerebrovascular y llamé al 911”, explica Erika. 

Llegaron los paramédicos y le dijeron que el corazón parecía estar bien, por lo que fue al Overlook Medical Center para hacer más estudios. Después de hacerse una tomografía computada, el médico comunicó resultados que Erika nunca esperó escuchar. Tenía un tumor en la base del cráneo que presionaba el tronco encefálico. 

Erika se comunicó de inmediato con Fabio Frisoli, MD, Director de Neurocirugía de la Base del Cráneo del Gerald J. Glasser Brain Tumor Center de Atlantic Health System y un neurocirujano de Atlantic NeuroSurgical Specialists.

“Estaba en estado de choque, pero el Dr. Frisoli fue muy tranquilizador desde el primer momento en que nos conocimos”, dice Erika. “Se ganó mi confianza muy rápidamente con su manera reconfortante de tratarme y la forma en que nos explicó a fondo lo que estaba pasando tanto a mí como a mi familia”. 

Dado el tamaño del tumor, la presión que ejerció sobre los nervios auditivos y faciales de Erika y la corta edad de Erika, el Dr. Frisoli recomendó extirpar el tumor. 

“Tenemos dos objetivos con este tipo de cirugía: primero, extirpar de manera segura la mayor cantidad posible del tumor y, segundo, preservar la función facial del paciente. Esto es extremadamente difícil, dado que los neuromas acústicos se forman desde el revestimiento de los nervios vestibulares, que se encuentran junto al nervio facial”, explica el Dr. Frisoli. “El caso particular de Erika era aún más complejo porque el tumor también comprimía el tronco encefálico. La extirpación del tumor sin alterar el tejido cerebral circundante requirió el más alto nivel de precisión y cuidado”.


Cita

El Dr. Frisoli fue muy tranquilizador desde el primer momento en que nos conocimos. Se ganó mi confianza muy rápidamente con su manera reconfortante de tratarme y la forma en que nos explicó a fondo lo que estaba pasando tanto a mí como a mi familia.

Erika D., paciente con tumor cerebral


Usando un abordaje de cocirugía comprobado, el Dr. Frisoli y Jed A. Kwartler, MD, un neurootólogo (especialista en cirugía de oído) del personal del Overlook Medical Center, extirparon el 100 por ciento del tumor de Erika durante una cirugía de cinco horas y media. 

“Me sentí tan aliviada de que me extirparan todo el tumor, pero después de la cirugía es cuando comenzó el trabajo arduo”, dice Erika. “El Dr. Frisoli y el Dr. Kwartler sabían que podría recuperarme por completo con rehabilitación. Si no hubieran extirpado el tumor como lo hicieron, mi calidad de vida probablemente se habría visto afectada de forma permanente”. 

Tras seis meses de fisioterapia y terapia ocupacional, y solo unos días de terapia del habla, Erika ahora siente que ha vuelto a la normalidad en un 98 por ciento. Ha vuelto a trabajar a tiempo completo, conducir, pasar tiempo con su esposo, pasar tiempo con amigos y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. 

“Soy una persona muy optimista, pero no siempre fue fácil mantenerme positiva”, comparte Erika. “Trabajé mucho para volver adonde estoy ahora y tengo la suerte de haber tenido el increíble apoyo de mi esposo, familia, amigos, comunidad y un equipo médico realmente excelente”.

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