La historia de Mickey S.

Algunas personas simplemente nacen para correr. El fisioterapeuta Mickey S. ha competido en más de 260 triatlones, 50 duatlones y se ha clasificado 8 veces para el Campeonato Mundial por Grupos de Edad del Equipo de EE. UU. Sin embargo, años de ejercer una presión extenuante sobre su cuerpo finalmente pasaron factura en forma de artritis y daño en los ligamentos de su rodilla izquierda.

Gracias al conocimiento profesional de Mickey de la mecánica corporal y su experiencia actuando en condiciones rigurosas, podía vivir con el dolor. No fue hasta 2015, durante una escalada a la cima del monte Kilimanjaro en África, que se dio cuenta de que su capacidad para competir a un alto nivel estaba en peligro.

“El ascenso estuvo bien”, dice, “pero el descenso sobre mi pobre rodilla fue difícil. No podía seguir el ritmo de mi equipo durante el descenso y me quedé atrás con dos guías para garantizar mi seguridad al ritmo más lento”.

Mickey sabía que necesitaba atención médica, pero sus opciones eran escasas. Ya se había sometido a 12 procedimientos desde 1980, que lo dejaron con una pierna muy desfigurada y una rodilla inestable que no se extendía ni flexionaba por completo. Cuando supo que el Dr. Jeffrey Leary estaba dando una presentación sobre el reemplazo total de articulaciones, decidió asistir, pero se fue con el temor de que nunca volviera a correr. Por eso, continuó compitiendo, aunque con una dificultad cada vez mayor.

“Mientras competía, la alineación de mis rodillas debió de haber tenido ese pequeño cambio extra y literalmente perdí la capacidad de correr, por lo que tuve que caminar hasta la línea de meta”.

A partir de entonces, Mickey habló con varios cirujanos ortopédicos en el Morristown Medical Center y el Overlook Medical Center y empezó a sentirse cómodo con la idea de elegir una opción local para su reemplazo total de rodilla en lugar de ir a New York. Regresó al consultorio del Dr. Leary para hacer una consulta, habiendo aceptado plenamente que ya no podía evitar la cirugía, pero también sabiendo que el médico tenía en mente sus mejores intereses.

“El Dr. Leary me habló como una combinación de entrenador, padre, nuevo amigo y consejero vocacional. Escuchó mis pensamientos, emociones y metas”, explica Mickey. “Sabía que correría, en contra de su consejo, y me dio una rodilla que funcionaría para eso”.

El Dr. Leary planeó meticulosamente la cirugía teniendo en cuenta la pasión de Mickey por correr. Eligió el mejor tipo de rodilla artificial utilizando la menor cantidad de piezas que pudieran desgastarse.

“Ahora, escalo y desciendo de montañas sin problemas, que es lo que predijo el Dr. Leary”, dice Mickey. “Me gusta decir que no soy solo un fisioterapeuta, sino también un paciente. Para celebrar las 10 semanas posteriores a la operación, volé a Florida para participar en un triatlón. Mi rodilla hizo un excelente trabajo”.