Atención colaborativa que marca la diferencia
A los 53 años, Shannon D. fue trasladada de urgencia al Departamento de Emergencias de Hackettstown Medical Center. Sufría de dificultad para respirar, tos persistente y frecuencia cardíaca rápida.
Debido a que estos son síntomas de un evento cardíaco, se llamó al Dr. Sapan Talati, cardiólogo. “Un electrocardiograma inicial mostró que tenía una arritmia cardíaca, que es cuando el corazón late demasiado rápido”, dice el Dr. Talati. “Su corazón latía continuamente como si acabara de correr un maratón”.
En un principio, los médicos trataron a Shannon con medicamentos antiarrítmicos.
Cuando esto no logró reducir su frecuencia cardíaca, intentaron un procedimiento llamado cardioversión, que utiliza electrodos colocados en el pecho para enviar descargas eléctricas al corazón. La esperanza es controlar la frecuencia cardíaca: en el caso de Shannon, reducirla.
Al mismo tiempo, el Dr. Talati estaba preocupado por algunas anomalías en los análisis de laboratorio de Shannon. Consultó con un endocrinólogo del Morristown Medical Center, Ronak Patel, MD.
El Dr. Patel confirmó rápidamente que Shannon sufría de un hipertiroidismo grave: la producción excesiva de hormonas tiroideas. Las pruebas demostraron que la tiroides de Shannon, normalmente una pequeña glándula con forma de mariposa en la parte delantera del cuello, estaba agrandada.
Las hormonas producidas por la tiroides controlan la velocidad del metabolismo de una persona. En el caso de Shannon, su hipertiroidismo provocó su aceleración del ritmo cardíaco, entre otros síntomas.
Una vez entendida la causa de sus síntomas, Shannon fue tratada con metimazol, que resolvió su hipertiroidismo. Su arritmia también se controló.
Sin embargo, cuando la tiroides de Shannon permaneció agrandada, la derivaron al Dr. Tom Thomas, director de Cirugía Reconstructiva de Cabeza y Cuello y Cirugía Robótica Transoral del Leonard B. Kahn Head and Neck Cancer Institute en el Morristown Medical Center.
Sobre el caso de Shannon, el Dr. Thomas dice: “Su tiroides estaba tan agrandada, especialmente en el lado derecho, que le llegaba a la parte superior del pecho”. Se determinó que la cirugía era el mejor curso para Shannon.
Como ocurre con todas las cirugías, la cirugía de tiroides conlleva riesgos. “El truco de la cirugía de tiroides es preservar los nervios de las cuerdas vocales”, explica el Dr. Thomas. “El otro problema es preservar las glándulas paratiroides, que controlan los niveles de calcio del cuerpo”.
Después de la extirpación exitosa de su tiroides, los niveles hormonales de Shannon finalmente se normalizaron. Sin embargo, necesitará tomar medicamentos para la tiroides por el resto de su vida.
Shannon dice que no dormía ni comía bien y que estaba cansada durante el día, todos síntomas de hipertiroidismo. “No me di cuenta de lo enferma que estaba hasta que me sacaron la tiroides”, dice Shannon. “No me había sentido tan bien en cinco años, si no más”. Shannon dice que está agradecida con el equipo de médicos a quienes atribuye haberle salvado la vida. “Les he dado las gracias a todos profusamente. Cada uno de ellos ha tenido un efecto en mi vida”.
“Esta”, dice el Dr. Patel, “es una historia única porque vemos el espectro del hipertiroidismo desde la perspectiva de un cardiólogo, un endocrinólogo y un cirujano. La belleza de este caso es que todos trabajamos en equipo de manera oportuna. Los médicos de Atlantic Health System dieron todo lo mejor para cuidar a la paciente”.
