Cuando luchas contra el cáncer cerebral, las nuevas opciones de tratamiento son sinónimo de esperanza: de pasar más tiempo con seres queridos, de una mejor calidad de vida y, en definitiva, de una cura. Ese es el caso de Phil O., padre y profesor de matemáticas de secundaria de Scotch Plains, New Jersey, que ha decidido recibir el mejor tratamiento posible desde un diagnóstico repentino de glioblastoma.
“Escuché el término ‘tumor cerebral’ mil veces a lo largo de mi vida, pero nunca supe mucho de ellos antes de mi diagnóstico”, explica Phil. “Afortunadamente, estaba en el Morristown Medical Center, donde tenía acceso a un equipo completo de expertos en tumores cerebrales”.
Varias semanas antes de su diagnóstico, Phil comenzó a tener una sensación característica de hormigueo en todo el cuerpo varias veces al día. Pensó que podría tratarse de estrés o ansiedad, pero cuando comenzó a olvidar los nombres de las personas con las que trabajó durante años, decidió acudir a su médico de atención primaria para que lo revisara. Phil fue derivado a atención de urgencia y, luego, se lo trasladó al Morristown Medical Center, parte de Atlantic Health System, donde podían realizar pruebas más integrales. Allí, una resonancia magnética detectó un tumor cerebral que se había extendido a las áreas profundas del cerebro y el tronco encefálico de Phil y que era tan grande que estaba retorciéndole tronco encefálico.
“Este tumor complejo, ubicado en lo profundo del lóbulo temporal, estaba causando las convulsiones de Phil y afectando áreas críticas para la memoria a corto plazo en el hipocampo y los centros emocionales en la amígdala”, explica el neurocirujano de Phil, Yaron A. Moshel, MD, PhD, codirector del Gerald J. Glasser Brain Tumor Center de Atlantic Health. “Sabíamos que lo más probable era que esto representara un glioma de alto grado, un tipo de tumor maligno que crece muy rápidamente. Era esencial que interviniéramos agresivamente, comenzando con la cirugía para extirpar la masa lo antes posible”.
El equipo de Glasser usó diversas herramientas y enfoques altamente avanzados para extirpar el tumor de manera segura en su totalidad a pesar de varios obstáculos. Más allá del desafío de extirpar el tumor de la parte interna profunda del cerebro de Phil, los gliomas carecen de límites claramente definidos, lo que hace que sea extremadamente difícil extirpar solo las células malignas sin dañar la materia cerebral sana. Además, generalmente, estos tumores a lo largo del tronco encefálico están rodeados por pequeños vasos sanguíneos del tamaño de un cabello y se alimentan de ellos. Alterarlos causaría un accidente cerebrovascular y probablemente provocaría una parálisis.
Para identificar con precisión el tejido que debía extirparse, el equipo de Glasser implementó su tecnología de imágenes fluorescentes de última generación. Antes de la cirugía, Phil bebió una solución líquida que hace que las células malignas brillen de color rosa intenso cuando se observan bajo un microscopio quirúrgico muy sofisticado. Este microscopio instrumental, el Zeiss Kinevo®, se adquirió en parte gracias al generoso apoyo de los donantes a través de Foundation for Morristown Medical Center. Con gafas 3D, el Dr. Moshel pudo ver definitivamente las células tumorales en color rosado y extirpar de manera segura todo el tumor visible. Durante la cirugía, un equipo de neurólogos también realizó monitorización intraoperatoria, que ayudó a garantizar que Phil no sufriera una parálisis durante el procedimiento.
“El equipo no podría haber hecho un mejor trabajo con la operación”, indica Phil. “Aun así, investigué mucho sobre otros centros de tumores cerebrales antes de comenzar la siguiente fase de tratamiento para asegurarme de que recibiera atención de primer nivel. Descubrí que el Glasser Center tiene acceso a opciones de tratamiento innovadoras que otros no tienen. Esto, combinado con la increíble experiencia que tuve con los médicos, el personal y las instalaciones, afianzó mi decisión de continuar con Glasser”.
Uno de los tratamientos de interés para Phil es el estudio clínico de SurVaxM, una vacuna que ataca a la survivina, una proteína que mantiene vivas las células cancerosas en los tumores cerebrales. La vacuna está diseñada para reconocer las células cancerosas que expresan survivina y estimular la respuesta inmunitaria propia de los pacientes para controlar el crecimiento y la recurrencia del tumor. El Overlook Medical Center de Atlantic Health System, sede del Atlantic Neuroscience Institute, fue uno de los primeros tres centros del país seleccionados para participar en el estudio y es uno de los únicos dos centros en la región del Atlántico Medio donde los pacientes pueden inscribirse en el estudio.
“Esta vacuna podría cumplir la promesa de supervivencia a largo plazo para pacientes como Phil que han completado la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia para el glioblastoma de diagnóstico reciente”, dice Robert Aiken, MD, neurooncólogo, investigador principal del estudio en Overlook y codirector del Glasser Center. “La investigación y los tratamientos como este pueden ayudar a más personas con cáncer cerebral a desafiar los plazos y las estadísticas tradicionales”.
“Espero ser una de esas personas que cambian las estadísticas a medida que la ciencia continúa mejorando”, dice Phil. “Con el equipo de Glasser de mi lado, tengo la suerte de tener esa oportunidad”.
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