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Una historia de supervivencia del cáncer de mama para una mamá y su bebé

24 de octubre de 2023

Lauren D., enfermera maternoinfantil en el Morristown Medical Center, pasó sus días y noches guiando a mujeres durante el parto para traer nuevas vidas al mundo. Tenía 37 años y estaba agrandando su familia, amamantando a su hijo mayor y embarazada de su segundo hijo, cuando recibió noticias devastadoras. A Lauren le diagnosticaron cáncer de mama avanzado en estadio 3 en agosto de 2021, durante su segundo trimestre de embarazo.

Según el National Cancer Institute, el cáncer de mama afecta a una de cada 3,000 mujeres embarazadas de entre 32 y 38 años. Para estas madres jóvenes, suele arribarse al diagnóstico en etapas posteriores debido a cambios en el cuerpo y las mamas a los que a menudo no se les da importancia porque se cree que forman parte del embarazo.

Para Lauren, el primer signo llegó durante una siesta en abril de 2021 cuando sintió dolor en la mama derecha. Se ajustó el sostén y luego sintió un pequeño bulto duro y fijo. No le dio importancia en un principio. Después de todo, era enfermera maternoinfantil y sabía que era común tener un conducto de leche obstruido ocasionalmente por amamantar. Pero eso era una racionalización. La intuición le decía que era algo más.

En busca de respuestas por parte de expertos

Cuando la ginecóloga de Lauren vio y sintió el bulto, inmediatamente programó una ecografía, cuyo resultado fue normal. Pero Lauren tenía antecedentes familiares de cáncer de mama. Su abuela materna murió a los 40 años debido a la enfermedad, motivo por el cual madre e hija se hicieron pruebas genéticas de BRCA, todas con resultados negativos.

Para junio, Lauren comenzó a notar cambios visibles en la piel de la mama: hinchazón, hoyuelos, inversión del pezón, luego dolor en los ganglios linfáticos debajo de la axila: todos signos reveladores. Tras una segunda ecografía mamaria, esta vez con una biopsia, la verdad comenzó a revelarse en agosto de 2021.

Un equipo para salvar a la madre y al bebé

Derivaron a Lauren a Karen de Renzi, asesora de enfermería de salud mamaria, quien le presentó su equipo multidisciplinario del Morristown Medical Center. Shilpi Gupta, MD, especialista en oncología mamaria, manejaría la quimioterapia y los medicamentos que matarían las células cancerosas mientras protegía el feto. Marcella Fornari, MD, cirujana especialista en oncología mamaria, consultaría sobre el plan de tratamiento y realizaría la doble mastectomía de Lauren una vez que naciera el bebé. Mita Sharma, MD, asistiría en el parto, y la especialista en medicina maternofetal, Karen Russo-Stieglitz, MD, se ocuparía de todas las inquietudes de salud de la madre y el bebé antes, durante y después del parto.

“Tuve un sistema de apoyo increíble”, dice Lauren, alabando a todos: su asesora de enfermería, médicos, enfermeros, personal y compañeros de trabajo, y a su esposo, amigos, familiares y padres. “Solo intentaba seguir con vida y mantener vivo a mi bebé. Eso era en lo único que tenía que pensar. Mi sistema de apoyo se encargó del resto y llevó a cabo un plan de tratamiento complicado para superar esto”.

La respuesta al alarmante diagnóstico

Lauren tenía cáncer de mama inflamatorio en estadio tres, una forma de cáncer poco frecuente y de gran malignidad que no siempre aparece en una mamografía o ecografía. El tumor era HER2 positivo y en un 90 % alimentado por estrógeno, que suele darse en mujeres más jóvenes, crece y se disemina rápidamente, y es más agresivo que otras formas de cáncer de mama.

“Estamos especialmente bien posicionados aquí en Atlantic Health para tratar y curar a las jóvenes embarazadas con diagnóstico de cáncer de mama y ayudarlas a encaminarse hacia la supervivencia”, dice la Dra. Gupta. “Lauren recibió el diagnóstico en nuestro centro de radiología y se comunicó inmediatamente con Karen, nuestra orientadora de salud mamaria e integrante vital de todo el equipo. Son muchas complejidades para tratar con éxito a las mujeres embarazadas, y tenemos todos los recursos aquí, desde cardiooncólogos hasta psiquiatras, trabajadores sociales y nutricionistas”.

Pequeños milagros a cada paso

Con la quimioterapia, que mataba las células cancerosas del cuerpo de Lauren, la mayoría de los días le resultó difícil levantarse de la cama. Pero el pequeño que crecía dentro de ella, Ryan, la motivó a levantarse. Beber un vaso de agua. Comer algo.

“Ryan fue el pequeño milagro que hizo que pudiera hacer frente a toda esta dura experiencia”, dice. “Tuve náuseas y vómitos durante todo el embarazo, y con la quimioterapia empeoraron. Solo intentaba seguir con vida y mantener vivo a mi bebé. Eso era en lo único que tenía que pensar, y la Dra. Gupta y su equipo se encargarían del resto. Adoro a la Dra. Gupta”.

En medio de la quimioterapia y a las 33 semanas de embarazo, Lauren entró en trabajo de parto el 30 de octubre de 2021, cuando más pequeños milagros comenzaron a ocurrir. Primero, sus glóbulos blancos comenzaron a normalizarse, un proceso natural en el que los glóbulos blancos del bebé trabajan para salvar a la madre. Luego, Ryan debería haber nacido inmunocomprometido tras las rondas de quimioterapia, pero no fue así. Asimismo, sus pulmones, que no se habían desarrollado lo suficiente, deberían haber necesitado soporte mecánico, pero ese no fue el caso. Por último, las náuseas y la mentalidad de Lauren mejoraron después del parto, lo que le dio una capacidad renovada para sobrellevar más quimioterapia, inmunoterapia y la cirugía de doble mastectomía. “Ryan nació perfecto”, dice Lauren.

Pensamientos sinceros de una sobreviviente de cáncer de mama

Si bien Ryan pasó su primer mes de vida en la unidad de cuidados intensivos neonatales, hoy está en casa con sus padres y su hermano mayor, Lucas. Lauren ha regresado a tiempo parcial al Morristown Medical Center como enfermera maternoinfantil y ahora concientiza a las mujeres sobre la importancia de confiar en su instinto y ser sus propias defensoras.

“El cáncer afecta a mujeres de todas las edades, y mi mama me dio todas las señales para que la revisara”, dice Lauren. “Estar atento a la salud de uno implica escuchar la voz que uno lleva dentro y tomar medidas. Conoce tu cuerpo. Contrólate las mamas con regularidad. Si crees que algo está mal, llama al médico. Cuanto antes encuentres un signo y te lo diagnostiquen, mejor pronóstico tendrás”.
 

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