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La historia de Sam K.
Sam K. se sienta en un árbol al que subió después de una cirugía por escoliosis.

Cuando entró en la adolescencia, Sam K. sabía que su espalda no actuaba del modo que ella consideraba adecuado. “Cuando estaba de pie o cuando caminaba durante demasiado tiempo, me dolía”, dice la niña de 13 años de edad. Si la espalda me dolía, lograba descomprimirla cruzando las piernas y estirándolas.

Sin embargo, Sam y su abuela, Nicolette, no conocían la historia completa hasta que acudieron a una cita médica en mayo de 2021. Cuando Sam se acostó en la camilla, Nicolette quedó aturdida. “Su columna vertebral estaba muy torcida y su caja torácica sobresalía”, recuerda Nicolette.

Sam tenía escoliosis progresiva, un empeoramiento de la curvatura de la columna vertebral que es más frecuente en niños y adolescentes. Los médicos suelen diagnosticar escoliosis cuando la columna vertebral está curvada a más de 10 grados. La curva de Sam había alcanzado los 52 grados.

Casi inmediatamente después de escuchar el diagnóstico de Sam, Nicolette empezó a buscar un médico que pudiera ayudar a su nieta. En su bandeja de entrada apareció una respuesta.

“Recibí un correo electrónico de Atlantic Health System con un video del Dr. Jason Lowenstein”, dice. “En el video, se mostraba un nuevo procedimiento llamado ‘anclaje’ y se explicaba de qué manera servía para tratar la escoliosis. Pensé que el médico estaría tan ocupado que nunca íbamos a poder verlo. ¡Pero luego llamé y nos vio una semana después!”.

Un enfoque innovador para corregir la escoliosis

El Dr. Lowenstein es cirujano de columna vertebral y especialista en escoliosis, certificado por la junta y capacitado como becario, y director del Scoliosis and Spinal Deformity Center de Atlantic Health System. Ejerce en el Morristown Medical Center de Atlantic Health, el único hospital de New Jersey que usa un dispositivo aprobado por la FDA para realizar el VBT (anclaje del cuerpo vertebral). Es una alternativa a la fusión espinal para los adolescentes que tienen escoliosis progresiva y cuyas columnas vertebrales siguen creciendo.

A diferencia de la fusión, en la que se usan placas metálicas, tornillos y barras para conectar uno o más huesos de la columna vertebral y ayudarlos a crecer juntos, en el anclaje del cuerpo vertebral se usan anclajes y un cable flexible. Los anclajes se fijan al lado curvado hacia afuera de la columna vertebral, mientras que el amarre se conecta a los anclajes. “El amarre actúa entonces como un aparato ortopédico interno, que ayuda a modular el crecimiento de la columna vertebral y corrige la curvatura de una manera más flexible que la fusión”, dice el Dr. Lowenstein.

Cuando Sam y Nicolette conocieron al Dr. Lowenstein, supieron en el primer momento que habían tomado la decisión correcta. “Estuvo con nosotros durante más de una hora y permaneció mucho tiempo más para asegurarse de que habíamos entendimos todo”, afirma Nicolette.

El Dr. Lowenstein le dio a Sam dos opciones: fusión o anclaje del cuerpo vertebral. Ella y Nicolette hablaron con otros integrantes de la familia y optaron por el anclaje del cuerpo vertebral como el mejor método.

En agosto de 2021, el Dr. Lowenstein realizó el procedimiento de anclaje de Sam. “Era una candidata ideal para el anclaje del cuerpo vertebral porque, además de la escoliosis, tenía una fractura congénita (llamada ‘espondilolistesis’) en la región lumbar”, expresa. “El anclaje del cuerpo vertebral nos permitió corregir la escoliosis sin endurecer la columna vertebral y, posiblemente, sin ejercer más presión sobre la espondilolistesis”.



Volver a ser una “típica adolescente”

Después de pasar una semana en el Morristown Medical Center para recuperarse, Sam volvió a casa. Necesitó un andador durante las primeras semanas después de la cirugía mientras volvía a aprender a caminar. También usó un aparato ortopédico para la espalda durante medio día por casi cinco meses mientras se curaba.

El aparato ortopédico se desprendió justo antes de la Navidad de 2021. “¡Me sentí más alta al dejar de usarlo!”, cuenta Sam.

Para la primavera de 2022, Sam había vuelto a ser una adolescente normal, ya que podía disfrutar de días completos en la escuela y asistir a reuniones con amigos. Espera volver a jugar al fútbol el próximo año escolar. “¡Me encantaría surfear también!”, dice. Lo mejor de todo es que la curvatura de la columna vertebral se reduce a 22 grados. “Se necesita tiempo, pero hay que confiar en el proceso”, expresa.

Agradecida por la atención recibida, Sam recomendó al Dr. Lowenstein a una profesora de la escuela cuya sobrina recibió un diagnóstico de escoliosis. “El Dr. Lowenstein y todos en el Morristown Medical Center son muy especiales”, dice Nicolette. “Hicieron que una situación estresante y aterradora fuera muy calma y sencilla”.

El Dr. Lowenstein y todos en el Morristown Medical Center son muy especiales. Hicieron que una situación estresante y aterradora fuera muy calma y sencilla.

Nicolette , abuela de la paciente Sam K. con escoliosis

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