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La historia de Rosemarie R.

La historia de Rosemarie R.

Una ola del mar acaba en una compleja fractura de codo

Rosemarie R. sonríe después de su recuperación.

Era el tercer día de las vacaciones de 10 días de su familia en la isla tropical de Maui, y Rosemarie R. estaba de pie sumergida hasta las rodillas en las cálidas aguas turquesas de la costa dorada de Wailea Beach. En cuestión de segundos, una ola y una resaca inusualmente fuertes la hicieron perder el equilibrio. Bajó el codo para evitar quedar bajo el agua y sintió que algo tiraba. Cuando Rosemarie se puso de pie, supo que su codo estaba dislocado; y lo volvió a colocar en su lugar con total naturalidad.

Durante los siguientes días, el codo de Rosemarie dolía y comenzó a hincharse. Pero tomó una aspirina y siguió adelante durante el resto de sus vacaciones sin buscar atención médica. Una devota del acondicionamiento físico, incluso realizó ejercicios en la piscina del hotel, con la esperanza de “aliviar” el dolor y la rigidez con el ejercicio.

“Aunque he estado casada con un médico durante más de 30 años, no soy del tipo que consulta a uno cada vez que algo anda mal”, admite Rosemarie. Pero cuando ella y su familia regresaron a casa en Berkeley Heights, empezó a cambiar de parecer. 

Un diagnóstico impactante lleva a una cirugía

Con el temor de que el codo de su esposa no estuviera sanando correctamente, el esposo de Rosemarie, Robert, un neumólogo de Overlook, la instó a hacerse una radiografía. Esta reveló que el codo estaba roto en tres lugares.

Durante el fin de semana, hablaron con el Dr. John Erickson, cirujano ortopédico que se especializa en cirugía de mano, hombro, codo y muñeca en Atlantic Medical Group Orthopaedics en New Providence. El Dr. Erickson se reunió con Rosemarie el lunes y revisó los resultados de una tomografía computada que mostró que su codo estaba nuevamente en su lugar pero alineado de modo anormal debido a fracturas y daño en los ligamentos. Comenzó a planificar la cirugía al día siguiente.

“El Dr. Erickson me informó que, debido a la naturaleza compleja de las fracturas, era posible que tuviera una función limitada de mi codo después de la cirugía”, dice Rosemarie. “Cuando explicó el proceso de reparación con detalles de precisión, fue amable y compasivo. Con el temor de que el codo de su esposa no estuviera sanando correctamente, el esposo de Rosemarie, Robert, un neumólogo de Overlook, la instó a hacerse una radiografía. Esta reveló que el codo estaba roto en tres lugares.

Para mejorar temporalmente la estabilidad del codo de Rosemarie y mejorar su resultado general, el Dr. Erickson implantó un estabilizador de articulación interno de titanio durante el complejo procedimiento de cinco horas en el Outpatient Surgery Center de Overlook. 

“Este dispositivo alivia la rigidez y brinda a los pacientes una mayor confianza para comenzar a moverse temprano”, comenta el Dr. Erickson.  

Recuperar la movilidad a través de la rehabilitación

Tres semanas después de su cirugía, Rosemarie comenzó la terapia ocupacional bajo la dirección de Jeanne White, terapeuta de Atlantic Rehabilitation en New Providence.

“Aunque no se esperaba que Rosemarie recuperara la función total de su codo, nuestro objetivo era superar las expectativas”, comenta White.

Durante sus sesiones dos veces por semana, White ayudó a aliviar la hinchazón residual a través del masaje de tejidos, relajó los músculos para promover la manipulación de las articulaciones y practicó movimientos que son esenciales para las tareas diarias. Le pidió a Rosemarie que alcanzara algo y lo levantara de una mesa o que volteara la mano para recibir el cambio, movimientos que solían ser innatos.

Tres meses después de la cirugía, el Dr. Erickson determinó que era seguro quitar el estabilizador interno de la articulación para darle a Rosemarie una amplitud de movimiento aún mayor. En cuestión de semanas, White ayudó a Rosemarie a lograr una extensión completa del codo. Al final de las sesiones de terapia, Rosemarie se graduó a los ejercicios genéricos de gimnasia que solía realizar religiosamente.

“Jeanne fue estupenda”, dice Rosemarie, que ahora ha vuelto a hacer ejercicio físico al máximo al menos cinco días a la semana. “No solo restauró la amplitud de movimiento total de mi codo, sino que aplicó tiras que redujeron dos enormes cicatrices a cada lado de mi brazo a pequeñas líneas rojas”.

“Gran parte del resultado sobresaliente de Rosemarie se debió a una reparación quirúrgica fenomenal y su tremenda motivación para sanar”, comenta White, quien ha estado afiliada a Overlook desde hace 31 años. “Fue un placer trabajar con ella, uno a uno, durante todo el proceso de la terapia”.

 

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