La historia de Tom D.

Tom D. recuerda poco sobre el 5 de agosto de 2017, aparte del hecho de que comenzó como un sábado normal, con planes para jugar un partido de dobles competitivo en las canchas de tenis. Saludable, activo y excepcionalmente en forma, el residente de Pompton Plains, de 68 años, se describe a sí mismo como un “fanático del tenis” que ha jugado al tenis durante más de 30 años y al menos tres veces por semana desde que se jubiló en 2015.

En esa fatídica mañana, Tom parecía estar en la cima de su juego. De hecho, según sus amigos, acababa de lanzar una impresionante volea antes de tener dificultades para recuperar el aliento. Minutos después, Tom sufrió un paro cardíaco repentino.

Con la suerte de su lado

Aunque sufrió un trauma médico, Tom reflexiona sobre el incidente con gratitud. En su opinión, las circunstancias y los acontecimientos que siguieron son ni más ni menos que un milagro, desde la rápida intervención de sus compañeros de tenis y socorristas hasta la atención altamente especializada que recibió en Chilton Medical Center.

“Todavía me maravillo por la gravedad de la situación y por cómo todo encontró su lugar”, dice. “Es asombroso que haya sobrevivido”.

Para empezar, uno de los compañeros de tenis de Tom había recibido capacitación en RCP y realizó compresiones en el pecho hasta que llegó el Departamento de Policía de Wanaque. Los oficiales revivieron a Tom con la ayuda de un desfibrilador externo automático antes de transferir su atención a los paramédicos, quienes resucitaron a Tom por segunda vez y lo llevaron al Chilton Medical Center, otro golpe de suerte.

Como parte de su gama de servicios en expansión, Chilton Medical Center es uno de los pocos hospitales comunitarios equipados para brindar soporte cardíaco mecánico, una innovación clínica que ayudó a salvar la vida de Tom.

Atención cardíaca avanzada

Cuando Tom llegó al Departamento de Emergencias, el equipo médico estaba listo para su llegada. Un ecocardiograma confirmó que estaba sufriendo un infarto de miocardio y necesitaba una angioplastia, un procedimiento que permite a los médicos identificar y tratar obstrucciones en las arterias. Mientras el personal de enfermería preparaba a Tom para el tratamiento, su esposa, Beverly, conoció al cardiólogo intervencionista, el Dr. Lawrence Blitz, quien le transmitió confianza.

“En medio de una situación crítica, el Dr. Blitz me explicó todo de una manera bien informada y compasiva a la vez”, señala. “Desde el momento en que lo conocí, supe que habíamos sido bendecidos con un médico maravilloso que haría todo lo posible”.

Al final resultó que los instintos de Beverly eran correctos porque cuando llevaron a Tom al Cardiac Catheterization Laboratory, surgió otra crisis. Entró en un choque cardiogénico, una afección rara, a menudo fatal, en la que un corazón repentinamente debilitado no puede bombear suficiente sangre y oxígeno a los órganos vitales del cuerpo.

“Los pacientes que sufren un choque cardiogénico como resultado de un infarto de miocardio tienen alrededor de un 50 por ciento de posibilidades de supervivencia”, afirma el Dr. Blitz. La demora en el tratamiento en esta etapa podría provocar una insuficiencia orgánica permanente, daño cerebral o la muerte.

Cuando la presión arterial de Tom se desplomó, el Dr. Blitz implantó una bomba cardíaca mecánica, llamada dispositivo de asistencia ventricular izquierda, dentro del corazón de Tom. El dispositivo es tan pequeño que cabe en la punta de un catéter, que se introduce en el corazón a través de una arteria en la pierna. El dispositivo de asistencia ventricular izquierda actuó de inmediato, restaurando el flujo sanguíneo normal y permitiendo que el corazón de Tom se recuperara. Una vez que su condición se estabilizó, el Dr. Blitz trató el infarto de miocardio al despejar la arteria obstruida e insertar dos endoprótesis.

“El soporte cardíaco mecánico es la forma más eficaz de ayudar a un corazón que falla durante un choque cardiogénico, aunque es poco común que un hospital comunitario tenga esta capacidad”, agrega el Dr. Blitz. Chilton adquirió la nueva tecnología como parte del compromiso de Atlantic Health System de brindar a todos los pacientes una atención cardíaca de vanguardia.
 

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