La historia de Isabel

Cuando Isabel C. se enteró de que tenía un tumor cerebral complejo poco después de dar a luz, se dispuso a encontrar un equipo con experiencia y compasión para poder centrarse en su familia.

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Superó un tumor cerebral con un equipo de atención que se siente como familia

La historia de Isabel

Para Isabel C., de 33 años, la familia lo es todo. Cuando se enteró de que tenía un tumor cerebral poco después de dar a luz, su primera preocupación fue por sus dos hijos pequeños.

“Mi mundo inmediatamente se puso patas arriba”, dijo Isabel. “Pero no pensé en mí ni una sola vez. Solo pensaba en mis hijos, mis bebés”.

Unas semanas después de tener a su hijo, Isabel comenzó a tener síntomas de ascenso gástrico mientras dormía. Dijo que es similar a la sensación que uno tiene en el estómago cuando está en una montaña rusa.

Los médicos atribuyeron los episodios al estrés o, posiblemente, a la depresión posparto. Sospechaba que algo más había.

“Seguí con mi vida normal, pero un día tuve una llamada de atención muy clara”, explica. “Llevé a mis hijos a un parque cercano, algo que habíamos hecho muchas veces antes. Cuando llegó el momento de ir a casa, olvidé por completo dónde vivíamos. Fue entonces cuando supe que algo andaba muy mal”.

Isabel fue a ver a otro médico, quien reconoció que sus episodios nocturnos probablemente eran convulsiones. La derivaron a un neurólogo y le hicieron una resonancia magnética, que reveló que Isabel tenía un gran tumor cerebral en el lóbulo temporal derecho.

Isabel y su hijo juegan sobre una manta de picnic en el parque.

Después de investigar para encontrar un cirujano, Isabel eligió al Dr. Yaron A. Moshel, PhD, neurocirujano y codirector del Gerald J. Glasser Brain Tumor Center de Atlantic Health System.

“En el momento en que conocí al Dr. Moshel, supe que él era el cirujano que quería para extirpar mi tumor cerebral. Es compasivo, amable, afectuoso y me dio una sensación de calma inmediata”, comentó Isabel. “Se tomó el tiempo de escuchar cada una de mis inquietudes, y supe que no quería ir a ningún otro lugar para hacer mi cirugía”.

El tumor de Isabel, un astrocitoma difuso, estaba ubicado en lo profundo del lóbulo temporal y comprimía su mesencéfalo, la parte superior del tronco encefálico.


Cita

Todo el equipo de médicos, enfermeros y el personal me trató como familia. Ellos son mis ángeles que me cuidaron con amor. Gracias a ellos, estoy viva. Puedo ver crecer a mis hijos”.

Isabel C., paciente con tumor cerebral

“Estas áreas profundas implican un gran riesgo quirúrgico”, explicó el Dr. Moshel. “Hay pequeños vasos sanguíneos del tamaño de un solo mechón de cabello que, si se rompen, pueden causar un accidente cerebrovascular. Esta parte del cerebro también está justo al lado de la cápsula interna, la autopista de información que transporta señales hacia y desde la médula espinal. Interrumpirlo puede provocar parálisis, lo que cambiaría la vida, especialmente para una madre joven”.

Para tener la máxima probabilidad de superar su tumor, Isabel le confió al Dr. Moshel la extirpación de la mayor cantidad de tumor posible. Hacerlo requirió un abordaje quirúrgico especializado y extremadamente preciso.

La cirugía se realizó en el Overlook Medical Center con monitorización intraoperatoria, mediante la cual el equipo quirúrgico estimuló directamente la materia blanca profunda del cerebro durante el procedimiento para medir cuán lejos estaban de la cápsula interna. También usaron tinción fluorescente para definir los límites del tumor cerebral, así como orientación por imágenes para hacer la cirugía con precisión milimétrica y evitar dañar el tejido cerebral crítico.

Isabel le da helado a su hijo.

“Para determinar un tratamiento postoperatorio, ya no solo miramos el tejido bajo el microscopio. Examinamos la presencia y la ausencia de diferentes mutaciones en el tumor de Isabel, lo que nos permitió explorar qué tratamientos funcionarían mejor y diseñar un plan de tratamiento específicamente para ella”, explicó el Dr. Nicholas Metrus, quien se desempeña como neuroncólogo en Atlantic Health System. “Hay una gran cantidad de información a nivel del ADN, y su importancia es cada vez más evidente cuanto más aprendemos al respecto”.

Isabel agregó: “Todo el equipo de médicos, enfermeros y el personal me trató como familia. Ellos son mis ángeles que me cuidaron con amor. Gracias a ellos, estoy viva. Puedo ver crecer a mis hijos. Y disfruto cada día con mi propia familia. Estaremos eternamente agradecidos con el Gerald J. Glasser Brain Tumor Center”.

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