Kristine Arandela, MD, es una neuróloga vascular de Atlantic Neuroscience Associates en el Overlook Medical Center en Summit, New Jersey. Está certificada en neurología por la junta y completó una especialización en neurología vascular en el Boston University Medical Center.
Los accidentes cerebrovasculares, considerados durante mucho tiempo una enfermedad de los ancianos, afectan cada vez más a los adultos más jóvenes. Los estadounidenses de 18 a 55 años ahora representan entre el 10 y el 15 % de todos los pacientes con accidente cerebrovascular. Teniendo en cuenta que casi 800,000 personas al año en los EE. UU. sufren un accidente cerebrovascular, eso da un promedio de 100,000 adultos menores de 55 años.
Los mejores diagnósticos explican parte de ese aumento, al igual que una mayor conciencia pública sobre las señales de un accidente cerebrovascular. Sin embargo, la noticia inquietante es que los problemas de salud que aumentan el riesgo de un accidente cerebrovascular —obesidad, hipertensión arterial, diabetes y colesterol alto— son cada vez más frecuentes entre los adultos más jóvenes.
Al igual que con los adultos mayores, recibir tratamiento inmediato puede marcar la diferencia entre una recuperación sólida y completa y el riesgo de discapacidades de por vida o la muerte. Se han logrado enormes avances en el tratamiento de accidentes cerebrovasculares, pero el tiempo es un factor clave, es decir, que el accidente cerebrovascular debe identificarse rápidamente y el paciente debe recibir tratamiento de inmediato en un centro integral de accidentes cerebrovasculares.
La mayoría de los accidentes cerebrovasculares son isquémicos, causados por una obstrucción en un vaso que suministra sangre al cerebro. Los pacientes pueden recibir tPA para destruir el coágulo, que puede revertir o mejorar los síntomas, o se les puede extirpar el coágulo mediante una cirugía endovascular. El otro tipo es el accidente cerebrovascular hemorrágico, en el que un vaso sanguíneo en el cerebro o cerca de este se rompe o sangra. A los pacientes se les administran medicamentos para reducir la presión arterial y disminuir el sangrado.
BE FAST (SÉ RÁPIDO) para detectar un accidente cerebrovascular
No puedo hacer suficiente hincapié en la importancia de llamar al 911 de inmediato si sospechas un accidente cerebrovascular. Aprende el significado detrás de cada letra de las siglas en inglés BE FAST:
B (balance) por problemas con el equilibrio;
E (eyes) por problemas con los ojos y la visión;
F (facial) por flacidez facial;
A (arm) por debilidad en los brazos (o las piernas);
S (speech) por problemas del habla; y
T (time) porque es hora de llamar al 911 ante la presencia de cualquiera de los síntomas anteriores
Otros síntomas incluyen un fuerte dolor de cabeza sin causa conocida, entumecimiento en el rostro, brazo o pierna, o confusión repentina.
Si bien las víctimas de accidentes cerebrovasculares más jóvenes tienen tasas de mortalidad más bajas, pueden sufrir déficits profundos. Eso puede implicar pérdida de productividad y una disminución del bienestar físico y mental. La depresión y la pérdida de memoria se consideran “complicaciones que derivan” del accidente cerebrovascular.
Al igual que con muchos problemas de salud, la prevención es la mejor medicina:
- Si fumas, deja de hacerlo. Los fumadores tienen tres veces más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular que los no fumadores.
- Controla la hipertensión arterial, el colesterol alto o la diabetes.
- Reduce tu consumo de sal y evita los alimentos procesados.
- Pregúntale a tu nutricionista y profesional de la salud acerca de los beneficios de una dieta mediterránea.
- Haz alguna forma de ejercicio por lo menos de 20 a 30 minutos, entre 3 y 4 veces por semana.
- Evita el consumo excesivo de alcohol, más de una bebida al día para mujeres o dos bebidas al día para hombres, y el uso de drogas.
Si presentas síntomas de un accidente cerebrovascular, llama al 911. No arriesgues tu calidad de vida.
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